Coleccionistas, un pasatiempo de por vida
- Nosis
- 7 may 2020
- 4 Min. de lectura
Niños grandes, grandes hobbies

Conocido en Instagram como 'elbartofiguras', Bolívar Vélez es un coleccionista alegre y apasionado, al que le gusta compartir su pasatiempo con los demás y vender al mejor precio.
Por Juan Sebastián Chaves Gil
¿Quién dijo que los adultos no pueden jugar con carritos? Un grupo de personas desafía esa idea en sus tiempos libres. Les encanta compartir, jugar y revivir su infancia coleccionando artículos, desde lo minúsculo hasta lo más grande.
No existe una edad límite para revivir este hobbie. Hasta personajes reconocidos mundialmente, como Michael Schumacher, tienen sus colecciones, valoradas en millones de dólares. Ellos hicieron su sueño realidad y hoy son ejemplo para quienes se resisten a quedar incluidos en ese estigma social.
Juan Diego Bolívar Vélez, más conocido en Instagram como 'El Barto', tiene una colección enorme con figuras de anime, Marvel y caricaturas clásicas, aunque aclara que no tiene una cifra exacta de cuántas posee. Más que un pasatiempo, lo considera parte de su vida. Pero no atesora sus piezas favoritas, por el contrario: está dispuesto a canjearlas o venderlas en esa red social.
“Mi colección arranca desde niño, siempre me ha encantado coleccionar cosas; además vengo de una familia de coleccionistas. Desde niño empecé a coleccionar canicas, tazos, entre otras cosas; fui algo egoísta de niño. Ya en mi adolescencia, regalé más de un juguete, solo dejé un Buzz Lightyear y unos cuantos carritos. Hasta que comencé nuevamente a coleccionar unas motos que me regaló mi esposa, y eso fue creciendo hasta ahora”, expresó Barto.
Nanciceli Rodríguez lleva 10 años vendiendo carros de colección, principalmente como forma de sustentar a su familia. Además, ella asegura que se relaciona con mucha gente, y, especialmente, con coleccionistas jóvenes y adultos. “Los artículos de colección no solo son un objeto común, sino un lujo: el de tener un artículo único para cada uno, porque coleccionar es un arte”, expreso Nanciceli.
El arte de coleccionar es tan detallado, que quien lo cultiva busca la textura, el tamaño, la forma y la historia. Todo eso lo aplica al escoger el objeto que va a adquirir.
¿Coleccionista o acumulador?
Cuando el coleccionista se apasiona, su búsqueda no tiene fin, siempre quiere tener más, ya que cada artículo es una edición distinta. Sin embargo, existe una brecha delgada entre el coleccionismo y la adicción. “Un coleccionista sí puede ser acumulador, pues cada día quiere un artículo distinto, ya sea por el diseño o el año. Eso sí, jamás quiere dejar pasar una y, en cierta parte, se puede salir de control”, explicó Barto.
Nanciceli Rodríguez discrepa de esta aseveración, al considerar que los coleccionistas difícilmente podrán volverse acumuladores. “Creo que el coleccionista es un experto, sabe con claridad sobre el artículo que está comprando, son muy ordenados, pero no son acumuladores. El acumulador recoge lo que sea sin catalogar y el coleccionista clasifica el artículo”, indicó Rodríguez.
El coleccionismo, ¿un buen negocio?
El coleccionar, para muchos, se ha convertido en un pasatiempo muy querido no solo por el hecho de recordar historias o momentos vividos en la infancia, sino también porque cada artículo adquirido tiene un valor adquisitivo muy alto y apetecido por los coleccionistas, ya sea por lo extraño o limitado que se encuentre el objeto de colección. Para José Ordóñez, dueño del local El punto del Videojuego, ubicado en el barrio Villacolombia de la ciudad Cali, es común ver consolas raras, muy apetecidas por los gamers coleccionistas y personas que quieren recordar a su primera acompañante en el mundo virtual.
“Llevamos en el negocio como local 2 años y medio. He estado coleccionando desde hace unos 7 u 8 años, pero inicié con un Super Nintendo. Fui comprando y comprando. Cuando me empezaron a sobrar cosas repetidas, fue que yo monté el local. Tomamos la decisión de inaugurar un local 'retro', más enfocado a la gente adulta. También vendo cosas para niños y eso es lo que faltaba aquí en Cali: un local para chicos y grandes”, contó Ordóñez.
No es raro escuchar en lugares como estos, objetos de colección con un valor enorme que muchos dudarían en comprar; esto se debe a que el tiempo y el estado que posee el producto son los que generan su valor. “En mi colección tengo una consola Virtual Boy, valorada en $800.000 mil pesos, es algo muy escaso, pero la consola está completa. En el local hay otros sistemas, como una Atari 1600. Claro está que hay consolas mucho más caras, de 2 millones, 5 millones; entre más completa y rara, mayor su precio”, afirmó José Ordoñez.
Por su parte, El Barto vende figuras de todos los precios y originales. “Yo tengo figuras de ánime, como los Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball; y también de películas. El precio depende de la figurita; son muy detalladas y eso le da el valor”, aclaró.
Está claro, que los juguetes no solo fueron diseñados para entretener a los niños, también es un pasatiempo que se disfruta de por vida, compartiendo hobbies con otras personas y conociendo historias de cómo un artículo que para muchos es común y dejan en el olvido, para otros es un bello tesoro que desearían tener, embelleciendo su larga repisa.
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