Componiendo esperanzas
- Nosis
- 18 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Por Martha Altamirano
@isabel.garcia6
Luchar por la justicia, defender los derechos y estar en un juzgado fue con lo que siempre soñó Ronald Banguero, un señor de 35 años. Pero por las adversidades tuvo que reemplazar un traje refinado y zapatos embolados por una brocha en sus manos y pintura en su ropa para poder ayudar económicamente a su familia. “Es ahí donde me voy olvidando de los anhelos que tanto había deseado en mi vida, me enfrento a la realidad”, expresó Ronald con un nudo en la garganta y con sus ojos cristalinos.
Durante su adolescencia estuvo rodeado por un entorno de criminalidad, dejándose llevar por las malas amistades y curiosidades que ese mundo oscuro le ofrecía. En ese momento empezó a jugar un partido contra la delincuencia, donde él iba perdiendo. Afortunadamente, a último minuto logró vencer; le ganó la batalla a la violencia con mucho sudor y lágrimas, fue el proceso más difícil que enfrentó en su vida.
Encontró en la música una forma de salir adelante. Tuvo la oportunidad de viajar hasta Cuba y creó su propia empresa, que se enfoca en la contratación y representación de artistas internacionales de salsa. “Quiero cambiar la mala imagen que dejé en el pasado, demostrar que cuando se falla hay una posibilidad para reivindicarse con la sociedad y lograr hacer algo positivo”, manifestó Ronald. Esto demuestra que el arte se ha convertido en un modelo sanador y de crecimiento para las personas que han estado en entornos difíciles.
Cuando Ronald se encontraba en la cúspide y todo giraba a su favor, decidió hacer una pausa como promotor internacional para enfocarse en ayudar a niños y jóvenes de sectores olvidados de Cali que, día a día, viven la triste realidad entre las drogas y las armas. Ahí nació el proyecto TIMPOP, fundación artística que sueña con encontrar y mostrarle al mundo los talentos que hay en las zonas populares. En el momento en que él se atrevió hacer ese cambio drástico en su vida, recibió el rechazo y la inconformidad de muchas personas. Pero se dijo a sí mismo: “Lo haré por los niños, para que no vivan lo que yo viví.”
Cantos que construyen sueños
“Antes yo no creía que iba a ser cantante, ni me imaginaba estar aquí. Es gracias al profesor Ronald que puedo soñar con un mundo mejor a través de la música”, dijo Melany, con emoción y una gran sonrisa que reflejaba felicidad en su rostro. Ella hace parte de este proyecto que cuenta con alrededor de 80 niños de los barrios Petecuy, Sucre, Siloé, Charco Azul, Rodeo y Bonilla Aragón; permitiéndole a niños y jóvenes construir un nuevo camino, alejados de la violencia. “Cuando ellos frecuentan proyectos donde se ve el deporte, la música y el teatro, los estamos apartando de espacios negativos y logramos que tengan oportunidades diferentes”, expresó el capitán Wálter Rangel, Jefe de Comunicaciones Estratégicas de la Policía Metropolitana de Cali.
A pesar de que muchos de sus ingresos son ahorros y ayuda comunitaria, él no desiste. Cada sábado sale junto con los profesores Jimmy Tamayo, Selene Grisales y Felipe Caicedo a dar clases, sin importar las circunstancias y momentos de crisis en los que se encuentren. Los acompaña la lucha, el sudor y, en ocasiones, el hambre, pero han entregado su corazón y creen en un mundo mejor para los niños.
En un futuro se pretende una escuela que tenga muchos salones, profesores en diferentes áreas de la música y buses recorriendo la ciudad de barrio en barrio recogiendo a los niños para recibir sus clases. Tienen la esperanza de salvar a la juventud que está perdida y ayudar a construir alas de confianza y seguridad para nuevos soñadores, porque si esto funciona con los futbolistas, Banguero también cree que con la música se puede lograr.
“Yo canto para que sonría mi mamá y se sienta orgullosa de mí”, manifestó Mariana con la seguridad de que será una gran cantante. Ronald nunca imaginó que llegaran tantos niños, pues ese proyecto era solamente una locura que le había llegado a su mente, pero lo fue asimilando poco a poco. Cristina, quien es su mano derecha y a quien él resalta como ‘su ángel en la tierra’, comentó: “Aquí le brindan la oportunidad de aprender y soñar. Tienen mucha paciencia con ellos y eso me hace feliz.”
Es así cómo la música se convierte en un agente de transformación social hasta el punto de llegar a generar impactos positivos, como los generados en la vida de Ronald, quien sueña con que los niños y jóvenes tengan un instrumento, en lugar de un arma en sus manos, para que canten y construyan sus sueños.
Σχόλια